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Fútbol y la Vida: La importancia del lenguaje corporal y la actitud

James Rodríguez bien puede ser el jugador más talentoso en la historia de nuestro fútbol, pero siempre ha tenido (y sigue teniendo) un talón de Aquiles evidente.
No me refiero a sus lesiones recurrentes sino a otra constante: un pésimo lenguaje corporal mediante el cual ventila en permanencia sus frustraciones entrando cíclicamente en conflicto con sus entrenadores. Lo de James siempre ha sido un tema de actitud.
De esto ya se hablado bastante, sin embargo, algunas frases recientes de Pep Guardiola permiten sintetizar la importancia trascendental del lenguaje corporal en el fútbol de alta competencia y de paso en la vida misma.
“El lenguaje corporal es todo en la vida. Si no piensas de manera positiva y no puedes aceptar que vas a cometer algún error, cómo reacciones ante eso y cómo puedas ayudar a tus compañeros cuando hacen un error, este tipo de cosas van más allá de la táctica. Son todo en la vida”.
Que posiblemente el mejor técnico de la historia le otorgue un lugar tan importante a este asunto no es un tema menor.
Toda jerarquía implica que hay un Jefe y unos subalternos. Cualquier técnico medianamente competente va a preferir a aquellos jugadores que contribuyan al entorno del grupo: que sean solidarios, trabajadores y que no se crean unas divas. Que no contaminen el ambiente con sus frustraciones y eventuales conspiraciones.
Porque para Pep es muy sencillo:
“Si no te puedes entrenar con una sonrisa y decir que quieres hacerlo mejor, que quieres ayudar a los demás, no puedes mejorar”.
“No puedes crear algo cuando aquellos que no están jugando te empiezan a crear problemas”.
En un partido reciente frente al Everton, Guardiola regañó en la rueda de prensa al Coloso de Erling Haaland. Su crítica no iba dirigida a los goles que se comió (algo que puede pasar) sino a la actitud y el lenguaje corporal que proyectó después de fallarlos:
“Como aprendizaje para Haaland pienso que si no consigue anotar tiene que conservar un lenguaje corporal adecuado. Tiene que tener este estado de ánimo donde logre ponerse positivo y decirse ‘Ok, ya llegará el gol…”.
Y es que el lenguaje corporal de un jugador puede ser contagioso, tanto en lo bueno como en lo malo.
De ese mismo partido Pep aseveró cómo: “En un momento como equipo nos estábamos quejando todo el tiempo y así no funciona. Si quieres dar lo mejor de ti mismo el lenguaje corporal debe estar en el lugar adecuado”.
Ya dejando tranquilo a Pep, en el libro ‘Zidane’ del periodista francés Fred Hermel se resume desde otra orilla varias de estas ideas:
“Es una actitud leal que le permitirá conservar el respeto y la admiración del conjunto de su plantilla. Excepto quizá algunos ejemplos como James y Bale. Dos detractores del método Zidane, y dos víctimas de su apreciable intransigencia.
(Zidane) no tiene ninguna piedad para los pocos motivados, por mucho talento que tengan, por muy caro que hayan costado al club, por mucho que brillen sus nombres en lo alto del cartel del fútbol mundial. Los que no se machacan en el entrenamiento no obtienen el derecho de disputar los Partido”.
Y porque darle palo a James es muy fácil y casi un deporte nacional, que sea esta la ocasión de preguntarnos qué tan buena es nuestra actitud y lenguaje corporal en nuestros trabajos.
Porque como dice Guardiola… ‘Eso es todo en la vida’.
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