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Muchas personas en Ensenada no cambian aunque pertenezcan a una religión

Por Oscar Juan Loera Ramirez 

NO. Si tu comportamiento dañó desde siempre la vida de tú padre o madre o de ambos, no, por favor no vengas a hablarme de tu creencia en Dios. Menos si ya murieron y tu haces como que no recuerdas nada, eso tú mamá es la que hace como que te la cree, pero nadie más. Si tu conciencia todavía no te permite ir a disculparte con quien dañaste, robaste, golpeaste o faltaste al respeto, no, no vengas a hablarme de tu cambio a través de una religión. Tampoco te acerques si robaste a tus hermanas o hermanos su herencia o el derecho a merecer a través de tus padres, no, Dios no es machista ni tiene preferencia por ningún género, el ama a hombres y mujeres como sus hijos, como su creación, no, nunca te aceptará que le robes a tus hermanas o hermanos.

No, no por favor, no vengas a decirme que los atropellos que cometiste, los hurtos, los abusos, el daño a tu familia y amigos fue culpa del alcohol o las drogas; que ya no recuerdas nada, no, SÍ FUERON tus decisiones, tu concupiscencia y tus ganas de dañar que tú mismo elegiste y no el alcohol o cualquier otro estupefaciente, lo que te hizo hacer todo lo que hiciste y de lo cual eres responsable contigo mismo y con el cual dañaste. No, no trates de engañar a nadie, tú cerebro está para proteger tú YO interno y para hacerte olvidar las atrocidades y los actos de maldad cometidos; para que hoy en día puedas vivir sin recordar, pero no, no es Dios el que te hace acordarte, simplemente eres tú, tu cerebro y posiblemente una pareja simplona, inconsciente, que te necesita productivo y proveedor y no reflexivo y arrepentido.

Te tiene que motivar para que proveeas para ella y su prole, es todo. Es pragmatismo natural y nada más, la hipergamia femenina que puede hacerte frente.

De víctima pasas a victimario, de abusado a abusador, te dejaron ser porque ya los tenias hartos y cansados, comenzaste a abusar, a ponerte con quien podías, a ser despiadado, a dañar sin conciencia, a ofender y afectar a quien fuera y tus padres callaron por temor, por pusilanimidad, te dejaron ser, pero cuando la vida te cobró y te devolvieron hecho pedazos y llorando como niño tuvieron que callar, ya quedaste incompleto, paralizado, ya no había nada que hacer, así que no, no fue Dios, ni un milagro espiritual, fueron otros seres como tú los que te partieron, te cobraron y te hirieron para siempre, no fue un milagro, fue la vida, la edad, el toparse con otros igual de maldosos pero más jóvenes y fuertes que tu, el karma de las calles. No, no puedes engañar a los que saben, a los que te conocen, a los que estudian, a los reptiles, a los sociopatas como tú, solo puedes engañar a los inocentes venidos de ti o a quien no te conoció o no te trata en la intimidad.

Ya no hay nada que hacer, solo disfrazarse con la máscara de la religión, de la falsa espiritualidad, pero por dentro el perro oscuro y rabioso te sigue carcomiendo los sesos, tú ente te susurra: hazlo, hazlo, hazlo de nuevo, daña, diviértete, por lo menos patea al perro, al gato, raya el carro, roba algo, siéntete vivo, el maldito pastor ése te observa, algo ve en ti, amenazalo, irrumpe con violencia su consejo, marcale la raya, vete de su iglesia y culpalo a él.

Pero no, piénsalo, necesitas del disfraz de cordura que la religiosidad te da, así te puedo decir que así eres bueno, soy tú mismo YO poseyendo tu cerebro, todavía puedes someter a tus hijas, callar a la esposa que siente que se ahoga y quiere huir, afectar a los más jóvenes que se acerquen a ti, aunque los de tu propia familia se te alejen, sabes que no te quieren, esos muchachos que nacieron diferentes que te leen los ojos y los ven huecos, extraviados, tú influencia ya solo se remite a los de tu propia prole, a los que llevan tus genes y no pueden huir de tu maldita influencia, a los que usurparas su mente como el depredador que eres, los irás transformando para ser como tú, y esa que es tu pareja solo podrá emularte, seguirte; quiso escapar y no la dejaste, la cercaste, ahora es tu socia falsa en esa religiosidad del egoísmo que carcome y será ella que trabajando el engaño te dará el golpe mortal y liberador.

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