La vida nunca me regaló nada.
Cada cosa que quise tuve que ganarmela con el sudor de mi frente.
A algunos las cosas se les dan faciles…
Es cuestión de suerte, supongo.
Y no lo digo con rencor o envidia, al contrario…
Me alegra mucho.
Que bueno y ojalá más tuvieran esa suerte.
Pero despues estamos los que siempre tuvimos que luchar incansablemente por lo que quisimos.
Tanto que se hace costumbre.
Tanto que a veces seguimos luchando cuando ya perdimos.
Cuando ya se terminó la batalla o incluso cuando ya no hay nada por que luchar.
Es por eso que a veces terminamos luchando por algo o alguien que ni siquiera vale la pena.
Y de verdad lo sabemos….
Pero es lo que sabemos hacer, es lo que somos.
Luchar es nuestro don.
Luchar es nuestra maldición.
Dicen que un buen guerrero es el que no se da por vencido, se levanta y sigue sin miedo a la batalla….
Pero no.
Hoy entiendo que el mejor guerrero es el que entiende cuando darse por vencido.
Para sobrevivir.
Y librar batallas que si valgan la pena ganar.
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