MUCHA ATENCIÓN CON ESTE TEXTO. PARA ESA GENTE.
De las derrotas se aprende más y también nos pueden abrir los ojos como pueblo.
Ahora entienden la fábula de “Los cangrejos mexicanos”
¿Por qué?
Porque son más los mexicanos que se alegran de verlo derrotado, son más los mexicanos que veo poniendo en redes sociales “ahora no compró la pelea”, por que a los mexicanos les alegró más ver derrotado al Canelo que a los propios Rusos. Fenómeno que sólo se puede ver en el país.
Ese es el síndrome del cangrejo mexicano, no tener la capacidad de motivarnos, de impulsarnos, de apoyar a esa gente que pone su cara, su cuerpo y su entrega para representarnos ante el mundo.
Acabemos con ese síndrome, apoyemonos entre todas y todos, el éxito de los demás no limita el tuyo; lucha por tus sueños y no trunques con tus acciones y palabras el sueño de los demás. Lamentablemente parece ser que convertirse en desinfla sueños de los demás y truncar sus aspiraciones es el deporte nacional en realidad, conducta que debemos desarraigar de iso facto por bien de todos.
El enemigo del mexicano es el mismo mexicano ¿hasta cuando seguirá ese conflicto entre mexicanos? así México no puede crecer a eso se le llama envidia. Si ven sobre salir a alguien en cualquier rubro es la envidia la que los mueve y en pensar en como atacar para que fracase o en desear que pierda todo lo logrado.
El día que el mexicano sea más competitivo y ayude a no atacar al mismo mexicano ese día México crecerá más, primero en conciencia y luego en lo laboral y profesional.
El Canelo Alvarez es ya sin duda el atleta más rico en la historia del deporte mexicano.
Algo que deben aprender las nuevas generaciones de boxeadores y boxeadoras mexicanas es como cuidarse, mantenerse, alejarse de los vicios, ser bien manejado y asegurar para siempre su futuro y el de los suyos.
Para esto se requiere ser muy inteligente y tener un equipo de asesores del máximo nivel.
A olvidarse de las viejas formas y malos ejemplos.
No critiques, aprende la disciplina y copia el plan de negocios, aprendamos.
Javier García.