Me lo envió una gran amiga. LA TÓXICA ERA YO.
Sí, lo reconozco.
Iba por la vida empeñada en perfumar los desaires de los otros.
Fiel creyente de las segundas oportunidades y no sólo de pareja sino de amistades que eran peor que serpientes.
Sí la tóxica era yo.
Por llamar primero,
Por estar siempre.
Por dejarme de último en la fila de mis prioridades, por hacer por los otros lo que jamás nadie haría por mí. Por creerme cuentos que a leguas se observan y sentían eran mentiras miserables de personas sin valor.
Sí, la tóxica era yo.
Hasta que un día decidí volverme cabrona, y empecé por ser mi prioridad. Cuando eso sucedió me convertí en la peor persona que existe, para aquellos que notaron que ya no eran prioridad en mi vida.
Deje de correr a ayudar.
Aprendí a decir no.
Le di a cada uno el mismo lugar donde estaba yo en su vida, y fue abrir los ojos para ver que nunca tuve el mismo valor que ellos tenían en la mía.
Aprendí a ser mi prioridad y así uno a uno fue desapareciendo, toda la gente insensible y sin valor de mi vida se esfumó.
Inténtelo verá que bien se siente sacar de tu vida a las personas egoísta, ególatra y ambicioso.
Esto aplica a malos amores, familia y amistades.
Aplica el yo primero y verá cómo te vuelves el malo del cuento.
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