Silencio sepulcral por Javier García
Suceden, sí, pero pocas veces es uno testigo ocular de la desgracia que dejan a su paso los camiones de carga pesada cuando se quedan sin frenos en una zona urbana.
El silencio es sepulcral en este boluverd de tanta afluencia vial, los vecinos miran asombrados y con un gesto de susto. Se ven carros volteados, compactados, golpeados, una motocicleta destrozada, todo huele a desgracia y se siente la perdida. Damos unos cuantos pasos más y ahí esta el causante de tanto daño, un “dompe de volteo” metido por completo en el pequeño patio de una casita donde un pino actuó como el más fiel guardian deteniendo como fuera el avance destructivo del camión pero dejando su forma de vida en este plano terrestre.
Lamentablemente hay heridos y una víctima fatal, alguien que por ningún momento pensó que hoy sería su último día, así ocurre, por eso siempre debemos agradecer, perdonar, abrazar y sonreír. A sus deudos nuestro más sentido pésame.
Pasan muchas cosas en una ciudad en constante movimiento, más hacía mucho que no veía este escenario y, al igual que yo, todos los testigos del recuento de los daños nos perdemos en nuestros pensamientos y nos ponemos en el lugar de la fallecida pensando ¿Qué pasaría con los míos si yo hubiera estado en su lugar hoy?
Los peritos hacen su trabajo en la zona y como siempre, de forma poco amable nos piden que no estorbemos aunque ellos siempre nos estorban a nosotros. Los comprendemos.
La lluvia viene, el frío arrecia al igual que las estadísticas y las cifras. El Geranios se queda conmovido y de luto, los bomberos comiezan a realizar su triste pero necesaria labor.
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