Las 5 heridas del alma, por Javier García
• Rechazo
• Abandono
• Humillación
• Traición
• Injusticia
Mientras más profunda es la herida, con más frecuencia sufrirás, y esto te obligará a llevar puesta tu máscara más a menudo. Nos ponemos estas máscaras para protegernos.
Máscaras para cada herida:
• Huidizo
• Dependiente
• Masoquista
• Controlador
• Rígido
Las máscaras son visibles en la morfología de la persona. Es con el progenitor con el que tenemos la impresión de entendernos mejor durante la adolescencia con el que más cosas tenemos por resolver. Veámoslas una a una:
RECHAZO
Abandonar es distanciarse de la persona, asociado con el No Puedo. Rechazar a alguien es no desear tenerlo cerca, asociado con el No Quiero.
El rechazo es una herida muy profunda y se manifiesta incluso antes de nacer como es el caso de los bebes no deseados. Se desarrolla la herida del huidizo. Se manifiesta en el cuerpo como aquel cuerpo que no desea ocupar mucho lugar, a veces son notoriamente asimétricos.
La autora asevera:
“Cuando ves a alguien con el cuerpo deforme con toda certeza estas ante una persona que sufre rechazo, el alma eligió este tipo de cuerpo antes de nacer para incurrir en una situación propicia que le permita sanar está herida”
El huidizo procura la soledad, se siente incomprendido. Son desapegados a las cosas materiales, bastante espirituales porque en ese plano se sienten más seguros. Los huidizos les resulta difícil pensar que necesitan la sexualidad como cualquier humano normal, muchas veces incurren en situaciones en las que son objeto de rechazo sexual. La herida del rechazo radica en el progenitor del mismo sexo. Es normal no aceptarlo y tenerle resentimiento hasta el punto de odiarlo. El progenitor del mismo sexo desempeña la función de enseñarnos a amar, a amarnos y a darnos amor. El progenitor del sexo opuesto nos enseña a dejarnos amar y a recibir amor.
La persona huidiza se anula debido a ello, necesita ser perfecto y reconocido. Se sienten no valorados, rechazados y oprimidos. Cuanto más profunda sea la herida de rechazo en una persona, más atraerá circunstancias para ser rechazada o rechazar a los demás. No se siente cómodo con el halago ya que siente que sus actos carecen de valor, no exige, evita expresar su opinión, cree que será juzgado y rechazado
ABANDONO
Abandonar es apartarse de alguien, dejarlo, no desear más tener que ver con él. La herida del abandono se sitúa en el plano del tener y del hacer y no del ser como ocurre con el rechazo.
Muchas personas que sufren la herida de abandono experimentaron de pequeñas una profunda falta de comunicación con el progenitor del sexo opuesto. Para ellos este progenitor era demasiado reservado, y aun cuando deseaban que se hiciera cargo de ellos, estaban convencidos de que no le interesaban… Las personas que sufren de abandono también suele sufrir de rechazo. Los que sufren de abandono consideran que no son queridos, la máscara para ocultar la herida del abandono es la del dependiente. Suelen ser de cuerpo largo, delgado y encorvado, posiblemente con un sistema muscular carente de tono, su cuerpo refleja esta necesidad de apoyo. En esta herida así como en todas las demás la profundidad de la herida determina la profundidad de la mascara
El dependiente es el más propenso a convertirse en víctima. Existen grandes posibilidades de que uno de sus padres, o incluso ambos, también lo sean. Una víctima es una persona que crea todo tipo de problemas en su vida, pero especialmente problemas de salud para llamar la atención. Suelen dramatizar mucho y exagerar. La víctima se suele gustar desempeñar el papel de salvador. Sufre de altibajos, durante un tiempo se siente feliz y de pronto se siente malhumorado. Cuando recibe apoyo se siente ayudado y amado. Prefiere el trabajo en equipo que solo (no tolera la soledad), sufre cuando se le dice NO, puede ser manipulador y chantajista. Llora fácilmente, sobre todo cuando habla de sus problemas. Necesita atención y presencia de otros, le molesta la exclusión. Les gusta llamar la atención, muchos cantantes, comediantes, actores o gente que trabaja de cara al público tienen la máscara del dependiente. Se fusiona fácilmente con los demás (confluencia)
Creerse indepediente es una reacción muy común en las personas dependientes, quienes suelen decir a los demás hasta qué punto son independientes. Sin embargo, esto no hace más que acentuar y ocultar la herida de abandono, que no ha sanado. Por ejemplo, la persona dependiente quizás no desee tener hijos para mantener su independiencia. Suele usar el sexo para apegarse de otra persona. La herida del abandono la desencadeno el progenitor de sexo opuesto. Mientras sigamos teniendo resentimiento hacia un progenitor (aun cuando sea inconscientemente), nuestras relaciones con todas las demás personas del mismo sexo que este progenitor serán difíciles.
HUMILLACIÓN
El surgimiento de la herida de humillación ocurre en el momento en que el niño se siente que uno de sus padres se avergüenza de él o teme que se avergüence de él cuándo está sucio, cuando ha hecho algo malo en público o cuando está mal vestido, por ejemplo. Sin importar la situación que provoca que el niño se sienta rebajado, degradado, comparado, mortificado o avergonzado. Esta herida puede vivirse con cualquiera de los dos progenitores o ambos. La máscara de la humillación es el masoquismo. El masoquismo es el comportamiento de una persona que encuentra satisfacción, e incluso placer, sufriendo. Se las ingenia para hacerse daño o castigarse antes de que otro lo haga.
Esta persona desarrolla un cuerpo grueso, con exceso de grasa, regordete. Desarrolla una espalda ancha. El masoquista parece desear hacer todo por los demás, pero en realidad lo hace crearse limitaciones y obligaciones. El masoquista tiene facilidad para situarse en circunstancias en las que debe ocuparse de alguien más para olvidarse de sí mismo. Sin embargo, mientras más cargue sobre su espalda, más aumentara su peso. El masoquista, sea hombre o mujer, es con frecuencia fusional con su madre, hace todo lo posible por no avergonzarla. Considera a su madre como un enorme peso que cargar, lo cual se proporciona otra razón para desarrollar una espalda sólida, existen casos donde incluso luego de la muerte de la madre continua la máscara.
Le es difícil expresar sus necesidades y lo que realmente siente. No presta atención a sus necesidades. Es ocurrente y gracioso, se considera blanco de las risas de los demás lo cual es una manera inconsciente de humillarse y rebajarse. La libertad es el mayor temor del masoquista, está convencido de que no sabrá que hacer si llega a ser libre a su antojo. Inconscientemente se las ingenia para no ser libre y la mayor parte del tiempo es él el que toma la decisión. Tiene dificultades en el plano sexual debido a la vergüenza que siente. El masoquista llama las situaciones humillantes. En el plano de la alimentación, el masoquista suele ser extremista, por lo general se siente muy culpable y le avergüenza comer lo que sea, sobre todo lo que considera alimentos que engordan, como el chocolate. Por desgracia, el masoquista se recompensa alimentándose, la comida es su tabla de salvación, su manera de gratificarse.
TRAICIÓN
Ser Fiel es cumplir compromisos, ser leal y devoto. Se puede confiar en la persona fiel, pero cuando se pierde la confianza, se sufre traición. Está relacionado con el complejo de Edipo por lo que se establece con el progenitor del sexo opuesto. Puede observarse cuando el complejo de Edipo no evoluciona adecuadamente en la mayor parte de los casos por que la madre / padre es muy posesiva (o) con su hijo / hija. Cuando el niño comienza a vivir experiencias de traición (el padre del sexo opuesto no cumple una promesa, llega otro bebe, etc) crea una máscara para protegerse y esta es la del controlador.
El controlador desarrolla un cuerpo que exhibe fuerza y poder. Para ellos su aspecto físico es fundamental. Mirada intensa y seductora. No tolera la traición ni la reconoce en sí mismo, ya que no desea admitir que puede hacerlo. Tienen una personalidad fuerte y con frecuencia usan la expresión ¿me entiendes?, piensan que cuando alguien más lo entiende significa que se está de acuerdo con él, lo que no siempre es el caso. Se las ingenia para no participar en situaciones conflictivas o en las que no tendrá el control. Son rápidos y tienen poca paciencia con los más lentos (en cualquier ámbito). Tiene mucho altibajo en su estado de ánimo. Suele ser muy puntual y no tiene tiempo que perder. Recuerda que la herida se activa cuando alguien no cumple con sus compromisos. El controlador debe trabajar su paciencia y tolerancia, sobre todo cuando ocurren situaciones que le impiden hacer las cosas a su modo y de acuerdo a su expectativa. Le es difícil delegar. Se ocupa mucho de los asuntos de los demás, pero para organizar sus vidas. Cuando el controlador se hace cargo de problemas ajenos siente que los demás son más débiles que él, es una forma disfrazada de mostrar su propia debilidad. El ego del controlador se altera fácilmente cuando alguien lo reprende por lo que hace. No quiere mostrar vulnerabilidad por temor a que alguien la aproveche y lo controle. Le aterroriza que le mientan.
La autora manifiesta que una persona puede sufrir de abandono sin padecer necesariamente de traición pero que la que sufre traición también sufre de abandono.
INJUSTICIA
La persona que sufre de injusticia es la que no se siente apreciada o respetada en su justo valor o que cree no recibir lo que se merece. La reacción ante la injusticia consiste en deslindarse de lo que se siente con la idea de protegerse. La máscara que crea el niño para protegerse en este caso es la rigidez. Los rígidos tienden a cruzarse de brazos y a usar ropa oscura. Procura la justicia y la exactitud a toda costa. Como llega a ser perfeccionista será necesariamente justo. Quien sufre la injusticia es más propenso a sentir envidia. Se caracterizan por un cuerpo erecto, rígido y proporcionado, tiene temor a subir de peso y hará todo lo posible por no engordar. Le hace falta tiempo por pretender que todo sea perfecto y no le gusta retrasarse, pero llegara tarde por que invierte mucho tiempo en prepararse. La religión tiene más probabilidad de influir o repercutir en la persona rígida que en quienes sufren otras heridas. Lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto son muy importantes para él y de hecho lo que guía su vida. Son muy exigentes consigo mismos y tienen una capacidad enorme de imponerse tareas y autocontrolarse. Nunca se permite parar ni divertirse ni descansar es propenso a sentir agotamiento profesional. Le gusta que sus conocidos estén al corriente de todo lo que hace y lo que debe hacer. Le desagrada que le digan que es afortunado no es justo, pues desea merecer lo que le sucede. Le parece más injusto ser favorecido que desfavorecido. No les gusta recibir regalos pues se sienten en deuda. El aspecto rígido de la persona le facilita ponerse a dieta. Le gusta el orden, pudiendo llegar a la obsesión. Rara vez se enferma y no van al médico, aunque esto tenga un efecto rebote en el futuro.
Es del tipo de persona para quien es difícil dejarse amar y demostrar amor. Pasa por una persona fría y no afectuosa. Le atrae todo lo que es noble. El respeto y el honor son de suma importancia para él. En lo sexual tiene dificultades para abandonarse y sentir placer, le resulta difícil expresar toda la ternura que siente, es hábil en fingir que goza. En el plano de la alimentación el rígido prefiere los alimentos salados a los dulces, de los 5 tipos, es el primero que sin duda decidirá ser vegetariano.
Si te ves en la herida de injusticia, es importante recordar que el progenitor del mismo sexo la tuvo y se vive a través de él o ella.
Sanación de las heridas
La aceptación, es el elemento desencadenante que pone en marcha la curación, ninguna transformación es posible sin la aceptación previa de la situación
Reconocer y aceptar incondicionalmente tus heridas, es fundamental aceptar las máscaras que has permitido que tu ego cree para ocultar tus heridas y evitarte sufrimiento. Amar y aceptar una herida significa reconocerla, saber que has vuelto a la tierra a trascenderla y aceptar que tu ego ha deseado protegerte al crear una máscara. Así que siéntete agradecido por haber tenido el valor de crear y conservar una máscara que ha contribuido a ayudarte a sobrevivir.
Sin embargo, esa mascara hoy te perjudica más que te ayuda. Ha llegado el momento de decidir que puedes vivir aun sintiéndote herido. Ya no eres ese niño pequeño que no podía curar su herida. Ahora eres un adulto con experiencia y madurez, con una perspectiva distinta de la vida y con la intención de amarte cada vez más.
Curación:
• Adquiere consciencia de la máscara que llevas
• Acepta tu responsabilidad y deja de culpar a los demás de tu sufrimiento
• Otórgate el derecho de haber sufrido y reprochar por ello a uno de tus padres o a ambos, así podrás percibir el sufrimiento de tu niño interior y ser más compasivo con tus padres quienes también tienen tus mismas heridas y funcionan en consecuencia.
Deja de creer que necesitas máscaras para protegerte y experimenta la curación
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