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Las peores razones para casarse

Amor, dinero, presión, no son razones suficientes para tomar una decisión extrema que culturalmente se espera sea duradera, si no es que para toda la vida. Por lo tanto hemos escogido las peores razones para casarse con el ánimo de advertir lo mal que pueden terminar las cosas por elegir a la persona con quien se espera compartir la vida, con un argumento inadecuado. ¿Tienes en mente uno de ellos? Aún estás a tiempo para pensarlo dos veces.

Amor. Aunque a primera vista parezca un buen motivo para contraer matrimonio, ya que el amor es un ingrediente importante a la hora de tomar la decisión, no debe ser el único para tener en cuenta ya que la compatibilidad, los intereses, la visión de vida, los valores, la tolerancia que se tengan, los gustos y proyectos con metas comunes son el conjunto perfecto para tomar la decisión de casarse. Pero ¿solo amor? Romántico pero no funciona tan bien.

Ella quedó embarazada. Aunque es noble la intención de criar a un bebé en una familia con papá y mamá, es un error unirse por este motivo. Si no existen razones de fondo como las anteriormente nombradas, que pueden convertir este momento en un verdadero problema al no haber sido previamente un proyecto de familia, que puede terminar en caos, no solo por iniciar la convivencia de manera forzada, ya que no es una situación para nada fácil, sino porque a eso se suman, de entrada, las malas noches, el adaptarse a miles de nuevas situaciones que posiblemente traigan disgustos y discusiones, entre otros.

Me caso porque él me quiere. Este es un intento desesperado donde las directamente implicadas ya se sienten que han pasado la edad de casarse y creen que si no toman este ‘su último bus’ se quedarán solas.

Es un argumento complementario al que dice ‘Me case con quien pude” motivo que también puede producir una gran frustración propia y en la pareja que toma la iniciativa de estar juntos por amor. La decisión de casarse en estos términos hará de la relación un posible infierno ya que en ella existirá falta de interés en uno de los miembros y la posibilidad de encontrar a otra persona, que reemplace a aquel con quien se decidió formar un hogar… es decir que crea una frustración tras otra.

O te casas o terminas. Es una razón propia de las relaciones de larga duración donde la pareja busca una evolución forzada en una relación sin emoción ni altibajos y cómo romper la comodidad de una relación equilibrada cuando no se ha encontrado algo mejor.

Esta es una típica situación en la que las parejas toman la decisión de casarse pero es constante el que termine en un mal matrimonio, donde comenzarán los conflictos porque tampoco habrá altibajos ni emoción.

Ya tenemos dónde vivir. Tomar la decisión de compartir la vida por haber adquirido un predio no parece razonable, pero sucede. Si definitivamente esa no es la persona con la que se espera pasar el resto de la vida ¿por qué casarse? También puede venderse la parte del inmueble ya sea a la pareja o en su totalidad a un tercero y compartir el dinero por mitades, pero un matrimonio no es una inversión o la parte obligada de un negocio.

Independencia. Buscando alejarse del hogar materno hay personas que deciden casarse para buscar independencia, un nuevo pésimo argumento para iniciar un matrimonio. Aunque los tiempos han evolucionado en este sentido los altos costos de la vivienda han hecho que las personas busquen nuevamente ésta como una solución viable.

Poder económico. Un punto digno de retomar, el poder adquisitivo y el aumento del capital. Tampoco es un buen motivo para iniciar un matrimonio el aumentar los ingresos para adquirir todas aquellas cosas que se han soñado ya sea para comparar un futuro (casa, carro, etc) o para llevar una vida más holgada y placentera como tener mayores posibilidades económicas para vacacionar.

Por dar gusto. Presión familiar cuando los padres o los suegros consideran que la pareja está en edad; dar gusto a la pareja porque es lo que quiere, o que todos los amigos y el círculo social entraron en el rol familiar habiéndo quedado por fuera, no son motivos suficientes para casarse. Aunque hay personas que lo han considerado como un motivo de peso.

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